Tiña es una enfermedad de la piel que se produce por la infección de hongos dermatófilos. Esta enfermedad ya se sabía que existía desde la antigüedad, y se le conocía por una variedad de nombres, como tinea, barba borlas, tinea cruralis, pie de atleta, ácaros, tinea capitis y piedra líquida.
Tiña es comúnmente descrita como una enfermedad de la piel que se caracteriza por la aparición de manchas, ampollas, costras y escamas en la superficie de la piel. Estas lesiones son producidas por el desarrollo de la levadura, nombre técnico de los hongos dermatófilos, llamados también “dermatofitos”. Estas enfermedades pueden afectar a personas de cualquier edad, pero es más común en los niños y adolescentes (entre las edades de 4 a 15 años). Estas lesiones pueden infectar cualquier parte del cuerpo, pero se concentran principalmente en zonas que tienen más contacto con la ropa interior, como la ingle, los muslos, los pies y los pliegues de la piel.
El tratamiento de la tiña consiste en el uso de un medicamento antifúngico, como la terbinafina, acompañada de técnicas no medicamentosas, como aplicar compresas frías en la zona afectada para aliviar la comezón provocada por los hongos.
Estas terapias suelen durar desde unas pocas semanas hasta varios meses.
Algunas de las complicaciones de la tiña, si no se trata bien y a tiempo, son la reincidencia de la infección, así como el riesgo de que se convierta en una enfermedad crónica e incurable.
Además, la tiña puede transmitirse a través del contacto directo con una persona infectada, lo que aumenta el riesgo de infectar a otras personas. Es importante que aquellas personas que presenten algunos de los síntomas típicos de la tiña consulten al médico. Los expertos recomiendan realizar una prueba de laboratorio para confirmar el diagnóstico de la enfermedad y así recibir el tratamiento adecuado para curarla. Por esta razón, es muy importante que las personas con la enfermedad tomen las medidas preventivas necesarias para evitar la propagación de la infección. Estas medidas incluyen un tratamiento inmediato con un medicamento antifúngico, el uso correcto de ropa cómoda que sea suficientemente permeable para no provocar la aparición de ampollas y grietas en la piel, así como la limpieza de las zonas afectadas con productos para el cuidado de la piel diseñados específicamente para tratar infecciones fúngicas.
Además, es recomendable mantener la piel limpia y libre de bacterias, para prevenir que se propague la infección, recordando mantener los pies siempre secos y libres de sudor, usar sandalias en espacios comunes, como piscinas y vestuarios, y cambiarse las medias y la ropa interior cada día para evitar que se filtre el sudor y lleve a un ambiente favorable para el crecimiento de los fungi.
Es importante tener en cuenta que la tiña es una enfermedad muy contagiosa y puede provocar lesiones dolorosas y feos cambios estéticos en la piel, entre otros problemas. El tratamiento correcto garantiza la curación de la infección en las primeras etapas, sin embargo, si no se recibe el tratamiento adecuado, puede cronificarse y resultar en graves problemas de salud.
.