Un atolón es una isla de coral de forma circular o elíptica que se asienta en el lecho del océano. Se forma cuando los arrecifes de coral se crecen hasta el punto en que la parte central queda por encima del nivel del mar. Esta parte se conoce como laguna interior, una zona de agua de poca profundidad protegida por los arrecifes de coral. Los arrecifes de coral, también conocidos como corales duros, actúan de forma muy similar a los diques de contención, impidiendo que el agua marítima entre en la laguna interior. Esto permite que la laguna interior almace agua dulce, lo que proporciona un entorno diferente para el desarrollo de la vida marina. La laguna interior atraca agua dulce desde el interior de la isla y también recibe agua salada desde el océano a través de una o varias pasarelas de arena.
Estas pasarelas evitan que la laguna interior se convierta en un lago salado.
Las lagunas internas atolónicas se conocen por su hermoso paisaje de aguas cristalinas y coloridas acequias. Estas aguas adornan la vida marina que prospera aquí, que incluye especies únicas de peces, tortugas, corales blandos, algas y muchos otros organismos marinos. Muchos tipos diferentes de especies marinas viven en este entorno especial porque los ríos dentro de la laguna interior ofrecen algas y alimentos nutritivos. La variada vida marina también puede atraer turistas de todo el mundo para descubrir la magia de los atolones. Los atolones también se han vuelto populares entre los buceadores, que disfrutan explorando los arrecifes y explorando la variedad de vida marina presente. Los buceadores tienden a admirar la belleza de los corales, la variedad de tamaños y colores de los peces y otros organismos marinos. Algunos buceadores también disfrutan de la experiencia de observar de cerca algunas de las devastadoras fuerzas de la naturaleza que caracterizan los atolones, tales como tormentas y mareas. Los arrecifes de coral protegen a las tierras a su alrededor de la erosión, pero pueden también ser amenazados por el cambio climático.
Los arrecifes de coral son especialmente vulnerables al acidificación de los océanos.
Esto ocurre cuando los niveles de dióxido de carbono aumentan en el océano, lo que hace que el agua sea más ácida. Aunque es difícil para los científicos predecir el efecto exacto que los cambios climáticos tendrán en los atolones, es probable que el proceso de acidificación tenga un efecto importante en la estabilidad de los complejos ecosistemas presentes.
Aunque los cambios climáticos y otros factores humanos han hecho que muchos de los atolones sean vulnerables, estas hermosas islas de coral generalmente siguen siendo accesibles y disfrutables para el turismo.
Al mismo tiempo, los científicos y el gobierno están trabajando arduamente para asegurar que los atolones se mantengan intactos a medida que se preparan para afrontar los desafíos del nuevo mundo.
Los gobiernos también están trabajando para asegurarse de que sus habitantes nativos tengan la oportunidad de disfrutar de la belleza natural que ofrecen los atolones.