Un golpe de estado es una insurrección violenta realizada por un grupo militar o político para derrocar a un gobierno nacional. El golpe de estado es un mecanismo utilizado para cambiar el orden político existente, reemplazando un gobierno constitucionalmente elegido por uno formado por el golpista. El término se origina a principios del siglo XIX y se concentra específicamente en la región sur de Francia, donde se llevaron a cabo varios golpes de estado entre 1820 y 1830.
Los golpes de estado a menudo comienzan con un grupo de personas entonces clandestinas o de comandos militares que se dirigen hacia los lugares importantes del Estado en una insurrección pública.
El golpista a menudo se proclama el nuevo gobierno en un proceso altamente planeado y organizado. A menudo, el propósito de un golpe de estado no es sólo derrocar al gobierno existente, sino también destruirlo. Una vez que el golpista logra controlar los recursos del estado, sus miembros a menudo reescriben las leyes, establecen nuevos controles gubernamentales y pueden suspender o cambiar los derechos constitucionales de la población.
En los siglos XVIII y XIX, la mayoría de los golpes de estado se llevaron a cabo para cambiar los regímenes existentes a favor de un gobierno favorable. Sin embargo, el golpe de estado también se ha usado como una forma de empoderamiento popular. En 1962, el coronel líder del Ejército de Costa de Marfil, Robert Gueï, llevó a cabo un golpe de estado para derrocar al gobierno con fines democráticos, pero el golpe fracasó y Gueï quedó desacreditado.
El golpe de estado también se ha utilizado como un mecanismo para redistribuir los recursos, como en el caso de la Revolución Iraní de 1979. Esta revolución, liderada por el líder religioso Reza Shah Pahlavi de Irán, permitió la nacionalización de la industria petrolera, una redistribución significativa de los recursos que seguiría un golpe de estado y la toma de control del estado por un partido religioso.
En la actualidad, la mayoría de los golpes de estado son anticonstitucionales y son vistos como una amenaza al orden democrático internacional. Numerosos organismos internacionales, como la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE), han instado a los Estados miembros a abstenerse de patrocinar, facilitar o apoyar golpes de estado.
Estas organizaciones han establecido los principios de la soberanía territorial y el mantenimiento de los sistemas electos demócratas. Los golpes de estado a menudo son considerados ilegales y anticonstitucionales y suelen ser vistos como un intento de imponer una dictadura. Por lo tanto, muchos países han adoptado leyes contra los golpes de estado para prevenir su ocurrencia. Además, numerosas organizaciones humanitarias internacionales han adquirido un papel importante en la prevención de los golpes. Estas organizaciones ayudan a los gobiernos a mantener la paz y la estabilidad social desplegando presencia internacional para evitar la violencia y los conflictos políticos. En última instancia, son los ciudadanos quienes tienen el poder de evitar un golpe de estado. Los gobiernos democráticos ofrecen una forma de resistencia al golpista, ya que los ciudadanos pueden exigir sus derechos, ejercer su voz a través de la elección y presentar recursos legales en caso de abuso.
Si los ciudadanos se unen, pueden salvar sus derechos y protegerse del golpe de estado.
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