Un ion es un átomo o grupo de átomos con una carga eléctrica neta, generalmente por la pérdida o ganancia de uno o más electrones. Estas cargas eléctricas los diferencian de sus átomos neutros hermanos (con igual número de protones y electrones). Términos como íon positivo o cation (por ejemplo, un ion sodio, Na+) o íon negativo o anión (por ejemplo, el ion cloro, Cl-) se utilizan para describir estas cargas eléctricas. Estas cargas hacen que los iones se atraigan y se repelan entre sí, lo que eventualmente conduce a la formación de moléculas. Los iones pueden formarse a partir de varias fuentes, como la ionización de átomos debido a la exposición a la radiación ultravioleta (UV) o la oxidación de átomos debido al contacto con el oxígeno en el aire.
Las cargas eléctricas surgen porque los átomos perdieron o ganaron electrones en la reacción química.
A veces, un átomo atraerá los electrones de otro átomo, que se conoce como carga polariizada. Esto, a su vez, creará un campo eléctrico u osmótico que resultará en el intercambio de íones a través de una membrana. Esto es extremadamente importante para la formación de estructuras cristalinas, el transporte de moléculas a través de membranas celulares, así como el proceso de ósmosis.
A su vez, los iones juegan un papel importante en el equilibrio iónico.
El equilibrio iónico es un equilibrio químico que se produce cuando dos iones con cargas opuestas están presentes en solución en cantidades relativamente iguales. Por ejemplo, el equilibrio iónico entre el sodio y el cloro en una solución salina produce Na+ y Cl- en cantidades iguales. Estas cargas iguales en una solución hacen que los iones se atraigan o se repelan según creen necesarios. Esta atracción o repulsión contribuye a la estabilidad y al movimiento de los iones en soluciones acuosas. Aunque los iones desempeñan papeles importantes en el sistema natural, hay una variedad de aplicaciones industriales basadas en estas cargas eléctricas. Las baterías de ion de litio se utilizan en muchos dispositivos electrónicos modernos para almacenar energía. Estas baterías utilizan la reacción química entre la transferencia de iones a través de un electrolito para generar corriente eléctrica. Las células de combustible también se basan en procesos de transferencia de iones para convertir la energía química de los combustibles en energía eléctrica. En resumen, los iones son átomos o grupos de átomos con una carga eléctrica neta, generalmente por la pérdida o ganancia de uno o más electrones. Estas cargas eléctricas causan que los iones se atraigan y se repelan, dando lugar a la formación de moléculas. Estas cargas también pueden ser importantes para el equilibrio iónico, el transporte iónico a través de membranas celulares, el ósmosis y una variedad de aplicaciones industriales.