Un melanoma es un tipo de cáncer de piel extremadamente agresivo y maligno que se desarrolla a partir de las células pigmentadas denominadas melanocitos. Estas células están presentes en la capa más externa de la piel y producen pigmentos, mejor conocidos como melanina. El melanoma se caracteriza por el crecimiento rápido y desordenado de estas células melanocitarias de la piel, lo que origina la formación de un tumor. Según estadísticas recientes el melanoma representa alrededor del 1 por ciento de todos los casos de cáncer de piel diagnosticados, aunque sus consecuencias pueden ser mucho más graves que los demás cánceres de piel.
Los melanomas suelen presentar una apariencia en forma de pápula, nodulo, ampolla, mancha en expansión, úlcera o esclerosis, generalmente con tonalidades entre el rosa, el negro o algún color marrón. Esta anomalía en la piel debe ser involuntariamente detectada por el paciente si se desea tener un diagnóstico oportuno, por lo cual se aconseja estar atentos al cambio físico de la misma.
Por otra parte, el melanoma se clasifica de acuerdo a su grado de agresividad.
El estadio inicial del melanoma se conoce como melanoma in situ, en el que las células afectadas se mantienen dentro del estrato basal de la piel. Esta etapa generalmente se puede tratar con cirugía con tasas de curación del 95 por ciento. El melanoma en su segunda etapa alcanza el estrato graso y se replica en los ganglios linfáticos, este se denomina melanoma superficial invasivo. Para su tratamiento se recomienda una cirugía mayor conexión ganglios linfáticos, además de un seguimiento cercano en los años inmediatamente posteriores. Si el melanoma no se trata en sus etapas anteriores, puede llegar a neoplasia de meses o incluso años. Esta forma avanzada del melanoma es mucho más difícil de tratar, ya que generalmente se extendió a huesos, pulmones y otros órganos internos.
En este caso, los tratamientos incluyen la administración de medicamentos inmunomoduladores y quimioterapía.
Con el fin de prevenir el diagnóstico de melanoma, se recomienda siempre revisar con el médico la piel de todo el cuerpo, tanto en la parte superior como en la inferior.
Además, las personas con predisposición a desarrollar esta enfermedad deberían evitar la exposición a la radiación solar directa y usar siempre crema protectora solar para minimizar los daños que pueden generar los rayos ultravioleta.
Finalmente, es importante destacar que el melanoma no debe ser subestimado ya que puede conllevar complicaciones y nuestra vida puede correr un riesgo mayor. Tanto la detección temprana como el seguimiento médico son factores claves para un diagnóstico y tratamiento adecuado. Si bien el melanoma no puede ser siempre prevenido, siempre resultará indispensable tener la vigilancia necesaria para evitar cualquier daño.