Un meteorito es un fragmento de cuerpo celeste, como una roca o metal, que entra en la atmósfera terrestre desde el espacio exterior. La palabra meteorito deriva del término griego antiguo μετέωρον météōron, que significa algo precioso que vuela en el aire. Estos trozos de materia se conocen como meteoroides, provienen de diferentes orígenes pero todos viajan a través del espacio para llegar a la Tierra.
Los meteoritos corresponden a los meteoroides que alcanzan la superficie terrestre.
Los meteoritos se distinguen de los meteoros en términos de origen y tamaño.
Los meteoroides son capaces de alcanzar la superficie de la Tierra debido a su pequeño tamaño. Los meteoros son cuerpos más grandes que entran en la Tierra desde el espacio exterior, pero que no alcanzan la superficie terrestre debido a la disolución de energía cinética de su atmósfera.
Los meteoritos también se distinguen de los asteroides, que se suelen mencionar en términos de relación. Los asteroides son cuerpos mucho más grandes formados principalmente por roca y hielo y que orbitan alrededor del sol del sistema solar. Los meteoritos tienen orígenes muy diversos, desde fragmentos rotos de asteroides a material que forma parte de la Luna y de otros planetas, pero los meteoritos tienen un tamaño mucho más pequeño, lo que les permite llegar a la superficie terrestre, dado que su tamaño les permite maniobrar con mayor facilidad frente a los asteroides que pueden regularmente viajar a muy altas velocidades.
Un meteorito se forman como resultado de impactos entre cuerpos celestes que estén orbitando el Sol y estos fragmentos comienzan su travesía a través del espacio a una alta velocidad. Cuando un meteorito entra en la atmósfera de la Tierra, se desacelera debido a la resistencia del aire.
Esta desaceleración provoca que se caliente a temperaturas extremas.
El meteorito, que ahora se ha convertido en una bola incandescente, se llama “fuego de bólido”. El tamaño de los meteoritos varía desde partículas microscópicas hasta pedazos del tamaño de un melón. Los estudios científicos de los meteoritos ayudan a los científicos a comprender mejor el sistema solar y la evolución de los planetas. Los meteoritos también proporcionan información sobre los cuerpos celestes que orbitan el sol y sobre los elementos que se encuentran en el sistema solar. El Museo Smithsonian National Air and Space de Washington DC, por ejemplo, tiene en su colección más de 6,000 meteoritos de todos los tamaños. Estos meteoritos pueden ser vistos por el público y proporcionan una atractiva oportunidad para que los visitantes admiran los trozos del universo que han caído a nuestro planeta.