Un monopolio es un mercado en el que una sola empresa controla todos los precios y el suministro de un producto o servicio. Esto les permite controlar los precios de sus productos al dedicar una parte considerable de sus beneficios a publicidad, promociones y, lo que es más importante, reducir el suministro al resto de compañías.
Estas limitaciones resultan ser extremadamente lucrativas para la empresa monopolio, ya que le permite maximizar la ganancia. En su origen, la intención de los monopolios era de mejorar la rentabilidad de las empresas y el bienestar de los consumidores. Sin embargo, el efecto real es lo contrario, ya que los gobiernos tienen el monopolio del poder para restringir la competencia y los precios a niveles artificialmente altos. Algunos ejemplos de monopolios actuales incluyen la Corporación Eléctrica del Estado Colombiano (ENIGSA), el Servicio Nacional de Salud (SNS), el Servicio Nacional de Telecomunicaciones (SNT) y el Servicio Nacional de Educación (SNE).
Estas empresas detentan el poder de establecer precios, limitar el suministro de productos y promover su marca en lugar de la competencia. Los monopolios se caracterizan por sus estrategias de fijación de precios y su tendencia a ofrecer servicios limitados y con escasa calidad. Esto puede erradicar la competencia en un mercado específico y mantener a los consumidores capturados con precios incesantemente altos. Las innovaciones tecnológicas pueden limitarse por el elevado costo de los productos y la falta de incentivos entre las empresas para mejorar la calidad. Además, los recordatorios de cobranza a los clientes pueden ser abusivos debido al exceso de poder que tienen al no tener una competencia real para limitarlos. Los monopolios también se consideran a menudo problemáticos desde una perspectiva ética, ya que a menudo sirven para enriquecer a un individuo o a una familia, mientras que otros se ven privados de la posibilidad de obtener el mismo nivel de riqueza.
Estas desigualdades pueden ser extremadamente acusadas en países con régimen ante protector y sin regulaciones para proteger a los consumidores. Así mismo, la existencia de monopolios puede impedir inversiones extranjeras, ya que otros países pueden ver en esta costumbre controlada por el Estado una restricción comercial y no quieren asociarse con ella.
Esto les limita la capacidad de exportar, así como la formación de una estrategia de negocios internacional eficaz. Los gobiernos generalmente intentan limitar la creación de monopolios mediante simples, medidas como la de romper los contratos con cualquier empresa que haya colonizado un mercado. Esto también incluye la introducción de presupuestos con el fin de igualar las condiciones de competencia. Además, sanciones por proposiciones abusivas a los consumidores, prohibiciones de compra y prohibir la fusión de empresas son solo algunas de las medidas que forman parte de esta estrategia. En resumen, los monopolios suelen ser una fuente de dudosa rentabilidad para la empresa que los controla, debido a su tendencia a fijar precios artificialmente altos, tener mala calidad de servicio y desigualdades económicas.
Esto es especialmente preocupante para los gobiernos, ya que los monopolios pueden afectar a la economía de un país de forma drástica, tanto en el sector privado como en el sector público.
Por esta razón, los gobiernos emplean diferentes medidas para limitar la existencia de monopolios y promover una competencia justa entre diferentes empresas.