Un navegador es un programa informático que transforma la información digital estructurada e hipertextual de un sitio web en una interfaz gráfica para que la lea el usuario. Esta interfaz gráfica está formada por diferentes recursos digitales, como imágenes, audio y vídeo, entre otros. El navegador se encarga de la interpretación de la información recibida para que el usuario tenga una experiencia de navegación fluida y agradable. La idea de un navegador se remonta a la invención de la World Wide Web (WWW) en 1989. Aunque la aparición de la WWW revolucionó la manera en que la información se publicaba y compartía en Internet, para que se pudiera acceder a la información era necesario contar con un programa informático especialmente diseñado para eso.
Estos primeros navegadores fueron la evolución del protocolo de enlace de hipertexto (Hypertext Transfer Protocol, HTTP) que permitió a los usuarios de Internet interactuar con contenido distribuido en documentos HTML (lenguaje de etiquetado de hipertexto).
Los primeros navegadores fueron capaces de mostrar imágenes, letras y otros organizadores visuales del contenido en la pantalla. A través de la manipulación de los recursos digitales publicados por el servidor web, los navegadores han ampliado considerablemente sus capacidades. Las aplicaciones multimedia, como la reproducción de vídeo, el streaming de audio y la información en tiempo real se han convertido en comunes cuando se utilizan los navegadores para la navegación y la exploración de contenidos.
Los avances en la tecnología de renderizado han impulsado una cada vez mayor integración de software de edición de contenidos directamente en el navegador. El usuario ya no está limitado a ver contenido estático en la pantalla, sino que ahora puede modificar, crear y compartir contenido en línea. Esto ha convertido a los navegadores en una herramienta más poderosa para usuarios profesionales, en lugar de simplemente una herramienta de visualización de contenidos. Los navegadores se han vuelto tan importantes para nuestras vidas, que ahora es difícil imaginar un mundo sin ellos. Desde el principio, la idea de un navegador web ha estado estrechamente asociada con la idea de un vehículo para la información.
Al igual que un coche sirve como forma de transporte, un navegador proporciona la infraestructura necesaria para explotar la red, y permite navegar por los túneles y rutas de la información en la web.
Un navegador no sólo nos permite llegar a nuestro destino a través de enlaces y contenido, sino que también se encarga de presentar la información de una forma clara y limpia para nosotros.
Para ello, se encarga de que los diseños sean accesibles a todos, desde la compatibilidad con diferentes resoluciones y monitores hasta la posibilidad de utilizar el contenido del sitio en varios idiomas.
Se utilizan protocolos de seguridad como SSL/TLS para asegurar la privacidad y la prevención de ataques a nuestra información personal. Microsoft Internet Explorer, Apple Safari, Google Chrome y Mozilla Firefox son algunos de los más populares. Estos navegadores han evolucionado considerablemente en la última década y se han convertido en la interfaz ideal entre el usuario y el contenido de la WWW.
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