Un paria es una persona que se encuentra socialmente marginada dentro de una comunidad, por motivos tales como su raza, casta, clase, religión u origen étnico. El término proviene del sánscrito y fue acuñado por el británico bien intencionado social, William Paeish, en 1905.
Paeish contribuyó a popularizar el término en el contexto de ciertos grupos de la India.
Originalmente, el paria significaba una persona sin casta y, como tal, la palabra ha llegado a representar a aquellos marginados socialmente por otros motivos. En la India, los parias eran aquellos que, bajo la cosmovisión hindú tradicional, carecían de casta. La idea de las castas estableció desde entonces que algunos grupos de la India, los `intocables` o los parias, impíos o despreciables, ocupaban el punto más bajo en la escala social.
Estos intocables estaban entonces prohibidos del acceso al uso y disfrute de los bienes comunes como los templos o los pozos.
Carecían de reconocimiento como humanos y eran relegados a empleos marginales.
Incluso en la actualidad, los parias de la India sufren grandes dificultades y limitaciones en la vida cotidiana por su origen pobre, a menudo siguen siendo excluidos de los templos sagrados, no suelen ser contratados para trabajos destacados, tienen problemas para obtener préstamos de bancos, experimentan bajos niveles de educación y sufre los efectos de la discriminación.
A lo largo de los siglos, otros conceptos de paria han surgido como resultado de prejuicios sociales e identidades marginalizadas. Por ejemplo, en la Europa Medieval, los parias eran aquellos excluidos de la nobleza por motivos raciales o religiosos. En el siglo IX, los sefardíes, que eran judíos de origen hispano, fueron considerados como un paria en la cultura predominantemente cristiana del sur de Europa. El racismo resultante generado en torno de los sefardíes causó despojo, aislamiento y privación de los derechos como ciudadanos. En el contexto del antiguo Reino Unido, aquellos pertenecientes a los grupos tribales periféricos y, en particular, los celtas forman un grupo significativo de parias.
Estos celtas, o gentry, se vieron reducidos a un estado poco menos que servil.
Se les prohibió el acceso a los bienes básicos como la tierra y, en general, se les relegó a trabajos despectivos. La palabra paria se ha utilizado en el lenguaje común para referirse a aquellos excluidos de la sociedad por motivos de estatus. Desde la historia vista anteriormente, podemos observar cómo el término se aplica a aquellos marginados por motivos raciales, de origen étnico, religiosos, y de clase social. Esto es importante para comprender cómo estas formas de exclusión se han convertido en parte de nuestro paisaje social, y cómo aún hoy muchas personas enfrentan discriminación y opresión, sus derechos como seres humanos olvidados.
Es esencial reconocer que los parias son miembros igualmente valiosos de nuestras sociedades, un punto de vista que exige reconocer el valor inherente de todas las personas y abordar la exclusión como una cuestión sistémica.
Al comenzar a desarrollar consciencia del problema y formas de erradicar las barreras y discriminaciones, podemos esforzarnos para abrir y modelar una cultura de igualdad y justicia. Esto requiere compromiso de todas las partes interesadas para asegurarse de que los parias son aceptados e integrados en nuestras disparate comunidades.