Un shock hipovolémico (también conocido como shock séptico) es una complicación potencialmente mortal que se produce cuando el cuerpo no recibe suficiente flujo de sangre para satisfacer sus necesidades básicas. Éste se caracteriza por una disminución de la presión arterial, el flujo de sangre a los órganos vitales y el volumen sanguíneo. A menudo, el shock hipovolémico es el resultado de la pérdida excesiva de fluidos, como puede ocurrir con deshidratación o hemorragia. En casos de shock hipovolémico, se requiere un tratamiento urgente, ya que puede conducir a una insuficiencia orgánica, pérdida de conciencia e incluso la muerte. En los casos de shock hipovolémico, el cuerpo tiene dificultades para compensar el déficit de volumen sanguíneo. A medida que el volumen sanguíneo disminuye, la presión arterial también disminuye, lo que conduce a una disminución del flujo sanguíneo a los órganos. Esta disminución del flujo sanguíneo lleva a una disminución en el suministro de oxígeno y nutrientes esenciales para las células, lo que aumenta el riesgo de daño a los tejidos. Con el tiempo, si el shock hipovolémico no se trata adecuadamente, los órganos vitales pueden sufrir daño grave o la muerte. Los síntomas del shock hipovolémico pueden variar dependiendo de la cantidad de fluido que se pierde y la rapidez con la que se produce.
Los síntomas iniciales pueden incluir fatiga, debilidad, palidez e incluso desmayo.
La presión arterial baja también puede desencadenar síntomas como mareos, náuseas, vómitos, palpitaciones y taquicardia.
Otras señales tempranas incluyen falta de aliento, debilidad muscular, sudoración fría y visión borrosa.
Si no se trata adecuadamente, el shock hipovolémico puede progresar a insuficiencia orgánica, shock multiorgánico y muerte. El tratamiento para el shock hipovolémico generalmente incluye terapia con líquidos intravenosos para reponer el volumen sanguíneo y administrar correctivos de volumen. Por lo general, el tratamiento también incluye terapias específicas para el shock, como la administración de antibióticos, diuréticos o otros medicamentos, como los corticosteroides. Si la deshidratación es el resultado de quemaduras extensas, se recomienda la reconstrucción quirúrgica de la piel para evitar más deshidratación. Además de la terapia de líquidos, el tratamiento para el shock hipovolémico puede incluir el uso de tratamientos no farmacológicos, como la compresión manual del tórax, medidas para prevenir complicaciones hipotermia o algunas otras terapias enfocadas en la preparación para el traslado del paciente si es necesario.
El tratamiento también puede incluir acondicionamiento para ayudar a prevenir el shock hipovolémico en el futuro, como un estilo de vida activo, una buena nutrición, mantener la temperatura corporal y, en casos graves, realizar una cirugía para controlar la pérdida de líquidos.
En resumen, el shock hipovolémico es una afección potencialmente fatal que se produce cuando el cuerpo no recibe suficiente flujo de sangre para satisfacer sus necesidades básicas. El tratamiento específico dependerá de la causa subyacente, pero generalmente incluye terapias farmacológicas y no farmacológicas, así como cambios en el estilo de vida.