Un silo es un estructura de forma cilíndrica que se utiliza para almacenar granos, como trigo, avena, cebada o maíz en un entorno protectivo. Tradicionalmente, los silos se construían de madera y cubiertos de hojas de hierba, y hoy en día se hacen de madera, acero, hormigón armado, y material plástico. Los granos se sirven desde la parte inferior del silo, con un sistema de boca de descarga. Si bien los silos se han utilizado desde tiempos antiguos, los modernos han adoptado la tecnología para mejorar la calidad y la eficiencia de la producción. Las estructuras modernas están diseñadas para limitar la cantidad de luz solar de llegar a la comida, mantener los insectos y otros parásitos fuera, y aislar los alimentos de la humedad.
Esto significa que los granos almacenados en un silo son menos propensos a la infestación y mucho más fáciles de almacenar durante prolongados períodos de tiempo. Los silos se pueden encontrar en todas partes, desde las granjas hasta los complejos de alimentos. Los granjeros estadounidenses suelen utilizar silos de acero para almacenar alimentos para animales, al igual que los almacenes de granos, que suelen tener grandes silos de acero o de hormigón armado.
Estos pueden contener miles de toneladas de alimento en un solo lugar, permitiendo a los agricultores gestionar mejor su stock.
La tecnología Whirley es una innovación particularmente importante que permite a los agricultores controlar la temperatura interna y evitar que los granos se acumulen arriba del silo. Además, los nuevos sistemas de almacenamiento permiten monitorizar la cantidad de alimento que hay en el interior así como el estado de los mismo en tiempo real. Esto significa que los silos se pueden ser controlados desde cualquier lugar para ajustar los niveles de almacenamiento, realizar inventarios o detectar cualquier posible problema que pueda afectar al proceso.
Los gránulos impregnados con una combinación de ácido bórico y urea, que es un fertilizante, se almacenan en un silo separado, generalmente de hormigón armado para hacer frente a su propia naturaleza de almacenamiento.
Esto les permite evitar la contaminación con otros productos y se puede controlar mejor el ritmo de los productos.
Estos silos deben ser de especificaciones más estrictas ya que deben descargarse con exactitud y almacenar combustibles que son altamente tóxicos. En estos silos es clave la seguridad y se suelen incorporar sensores y sistemas de control para evitar pérdidas o fugas. En conclusión, los silos han existido desde la antigüedad, pero siguen siendo una parte importante de la vida moderna en todas partes. Desde granjas hasta complejos de alimentos, la tecnología moderna ha permitido aprovechar los silos para una gran variedad de usos, desde almacenar granos hasta almacenar combustible para plantas energéticas. Esto significa que los silos permiten a los agricultores, fabricantes y otros gestionar almacenes de alimentos de manera más eficiente, y proporcionar comida y energía de forma segura y confiable.
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