La bursitis, también conocida como inflamación de la bursa, es una afección común que aparece cuando una membrana conocida como bursa se inflama. Las bursas son pequeñas bolsas localizadas en diferentes partes del cuerpo, como la cadera, el codo, el hombro, el talón y la rodilla. Estas bolsas tienen una capa de membrana que contiene líquido sinovial, un líquido lubricante que ayuda a reducir la presión en los huesos, los tendones y los músculos alrededor de las articulaciones, permitiendo que estos se deslicen suavemente unos sobre otros.
Cuando hay una inflación en la bolsa, el líquido sinovial se inflama y sella la bolsa, la cual se llena de líquido.
Esta acumulación de líquido causa los síntomas de la bursitis.
Los síntomas de la bursitis varían según el área afectada.
El dolor es el síntoma más común de la bursitis.
Los principales factores que contribuyen a desarrollar bursitis incluyen enfermedades inflamatorias del tejido conectivo, trauma directo en el área, movimientos repetitivos, uso excesivo de la articulación, lesiones deportivas y movimientos desiguales, pérdida de movilidad y/o flexibilidad.
La edad también es un factor de riesgo, ya que las articulaciones se desgastan con el aumento de la edad. Los ejercicios de fortalecimiento deben realizarse para mantener la articulación fuerte y reducir el riesgo de lesión. Otras terapias, como el calor, la terapia con láser, la estimulación eléctrica y la acupuntura, también pueden ser de utilidad. Para reducir el riesgo de dolorosos síntomas de bursitis, use equipo adecuado, sobre todo al realizar actividades deportivas. Use calzado bien acolchado con amortiguadores en el talón y las plantillas ortopédicas para los pies planos. En conclusión, la bursitis ocurre cuando la bursa, una membrana localizada en diferentes partes del cuerpo, se inflama. Esto puede ser causado por un trauma directo, movimientos repetitivos, uso excesivo de la articulación, lesiones deportivas, movimientos desiguales, pérdida de movilidad o flexibilidad y enfermedades inflamatorias del tejido conectivo. Los síntomas más comunes de la bursitis son el dolor, la hinchazón, la inflamación y el calor. El tratamiento para la bursitis depende del área afectada y puede incluir terapia de masaje y fisioterapia, medicamentos, terapia con láser, estimulación eléctrica y acupuntura. La mejor manera de prevenir la bursitis es adoptar estilos de vida saludables, usar equipo de protección adecuado, evitar movimientos repetitivos o aquellos que sobrecarguen una articulación e hacer estiramientos después de los entrenamientos y actividades físicas.
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