Una redada es una operación en la que una fuerza policial realiza una búsqueda simultánea a un número selecto de personas o sitios. Esta actuación se realiza para prevenir la comisión de actos de delincuencia o en respuesta a información recibida de que se está llevando a cabo alguna actividad criminal. Las redadas son un drastico medio de actuación para prevenir la delincuencia, inspeccionar las áreas sospechosas y llevar a cabo una disuasión eficaz para aquellos que contemplen llevar acabo acciones ilícitas.
Las redadas permiten la rápida detención de delincuentes, objetos robados, armas de fuego, contrabando y material ilícito. No siempre se requiere una orden judicial para llevar a cabo una redada ya que puede desarrollarse con la obtención de una orden de registro administrativa o bien, con la invocación de la Ley de allanamiento de morada de un país.
No obstante, la ley de cada país reglamenta el uso y los límites de cada operación. Las redadas pueden llevarse a cabo a nivel policial o a nivel militar, e incluso a nivel internacional con el apoyo de diversas instituciones. En los Estados Unidos, la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) de forma regular realiza redadas, sobre todo en relación con la detención de inmigrantes indocumentados. Esta actuación motriza el gobierno en una política estricta de control y detención de inmigrantes irregulares.
Muchos críticos del uso de redadas policiales, militarizadas consideran que son una herramienta excesivamente coercitiva, desproporcionada y violenta para llevar a cabo el control y regulación de la delincuencia. Tambien se ha cuestionado el uso de los recursos en operaciones de poca relevancia que implican un gasto superfluo de recursos policiales. Es común la realización de despliegues de fuerzas de seguridad de gran escala para la realización de redada. Esta ejecución masiva suele resultar intimidatoria para la población más vulnerable o para aquellos grupos racial e inmigrante que son más susceptibles a esta forma de abordaje policial. Finalmente, resulta importante destacar que múltiples países han prohibido la realización de redadas en algunos lugares de culto para evitar la violación de los derechos humanos, la libertad religiosa y la igualdad ante la ley.
En conclusión, el uso de redadas permiten la rápida detención e investigación en relación a un número importante de personas o sitios. Sin embargo, el uso de esta herramienta en relación a la delincuencia debe hacerse con responsabilidad, respeto por los derechos humanos y cuidado de los grupos más vulnerables. Se deben establecer límites claros en relación a cada operación y en cuanto al uso de la fuerza, para evitar la violación de los derechos elementales.
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