Violencia vicaria es una forma de violencia psicológica, a menudo inherente al entorno de desacuerdos, en el que una persona experimenta afecto, dolor, culpa, ansiedad u otras sensaciones en relación con el maltrato, la agresión, la explotación o el sufrimiento de otra persona.
La violencia vicaria se manifiesta cuando una persona experimenta afecto debido a una relación emocional o simpatía hacia otra persona que está experimentando maltrato o violencia. También se relaciona con la empatía o el sentimiento de unión con otra persona que sufre. La violencia vicaria también se atribuye como una respuesta natural a observar la violencia que se dirige a alguien cercano a uno, como un amigo, pariente o parte de una comunidad.
Se han identificado numerosos factores de riesgo para la violencia vicaria, desde el simple nivel de conocimiento del sufrimiento de otra persona hasta los estados emocionales profundos, como la tristeza y la ira.
El fenómeno de la violencia vicaria también se relaciona con la distancia social y los conceptos de bienestar emocional o “estado de ánimo”, así como con la personalidad de individuos particulares y la respuesta que cada uno tiene hacia la violencia.
La violencia vicaria, a diferencia de muchos otros tipos de víctimas, no necesita ser determinada por factores externos, como relaciones con parientes o amigos.
Puede ocurrir entre dos personas completamente desconectadas física y emocionalmente.
Las personas que sufren violencia vicaria también pueden experimentar su propio dolor y ansiedad en respuesta a los acontecimientos. Por ejemplo, pueden sentirse tristes con el dolor que experimenta la víctima directa, y sus estados de ánimo pueden fluctuar incluso más con el tiempo. Estas manifestaciones de ansiedad pueden ser desencadenadas por la exposición a información o material visual relacionado con la violencia.
Algunas de estas emociones también pueden incluir sensaciones de ira, frustración, impotencia o aburrimiento.
Debido a que la violencia vicaria puede dañar aún más la salud mental y el bienestar emocional de una persona que la experimente, es importante tomar pasos para prevenirla. Uno de los principales factores de riesgo para la violencia vicaria sigue siendo el nivel de exposición que una persona tiene al maltrato o violencia que sufre otra persona. Por esta razón, los individuos que están directamente expuestos a la violencia deberían tener acceso a una amplia gama de medidas y recursos de apoyo y recursos para ayudarles a reducir su exposición a la violencia.
Esto puede incluir terapia individual, servicios de orientación familiar, grupos de apoyo, asesoramiento legal, conscientización pública o otras formas de ayuda.Además de esto, quienes experimentan violencia vicaria pueden necesitar acceso a una amplia gama de servicios de salud mental, como terapia o tratamiento farmacológico. Los expertos recomiendan que se brinden recursos adicionales para brindar atención especializada y apoyo a las víctimas de violencia vicaria. Esta atención puede incluir asesoramiento individual, terapia grupal, asesoramiento de pareja y servicios de protección en casos de violencia doméstica. Se debe asegurar que las víctimas de violencia vicaria sientan la seguridad para compartir sus experiencias sin temor a ser juzgadas o criticadas.
Esta ayuda también puede incluir apoyo legal y educación adecuada para prevenir la violencia vicaria.
Tomar medidas para tratar esta forma de violencia es una forma de prevenir posibles daños futuros a la salud mental y emocional de un individuo. Por lo tanto, es importante que se proporcione un entorno seguro, respetuoso y compasivo para aquellos que son víctimas de la violencia vicaria, así como información adecuada para poder luchar contra los desafíos que están presentes.