Ser colorista consiste en usar el color para crear un impacto visual y emocional en una pieza de arte, sea cual sea el medio de expresión. En este contexto, un colorista es un profesional con un gran conocimiento sobre colores y cómo usarlos para dotar a una obra artística de los matices que vayan más allá de la mera configuración de los elementos de una imagen.
Su trabajo es tantos de interés visual como práctico, pues los colores que elige tienen que cumplir con los requisitos estéticos y emocionales establecidos por el artista o director. Un colorista se encarga de asegurarse de que todos los colores que aparecen en una imagen o película sean los adecuados y de la mejor calidad. Esto incluye seleccionar el tono correcto y definir sus proporciones en la paleta de color con el objetivo de obtener la mayoría de los tonos con un equipo de luz, cada uno con sus características particulares.
Además, el trabajo del colorista también se centra en ajustar la saturación y brillo para garantizar que los colores sean lo más suaves o vibrantes posibles y en mejorar la nitidez de la imagen para que los detalles sean visibles y la imagen resulte coherente.
Los coloristas trabajan mano a mano con los productores de vídeo y animación para evaluar los colores de acuerdo a la intención del proyecto y definir la mejor mezcla de los colores según el contenido y el formato final del proyecto.
Se encargan también de modificar los colores de acuerdo a la luz de la escena, de eliminar los deslumbramientos de los reflejos en los objetos y de realzar y establecer los efectos visuales.
A pesar de que el colorista se enfoca en el área visual, es crucial tener un amplio conocimiento del concepto estético y de los diferentes espacios de color y del trabajo de otros departamentos como el de animación, pintura o edición.
Esto le ayuda a un colorista entender cómo puede maximizar la calidad visual de una obra, llegando a conseguir colores nítidos y vibrantes, complementar el contenido narrativo y aportar ideas visuales a un proyecto.
Además de los conocimientos técnicos y visuales, un colorista debe demostrar una gran atención al detalle, la habilidad de trabajar con tecnología, alta capacidad de expresar ideas creativas, capacidad para trabajar bajo presión y estándares estéticos altos.
Estas habilidades deben ser aplicadas con destreza para cumplir las expectativas de los directores, clientes y productores.
Ser colorista es un trabajo artistíco exigente, pero gratificante.
El trabajo del colorista es muy importante, pues se encarga de dotar con impacto visual y emocional a una imagen. La habilidad de mejorar y perfeccionar un proyecto de arte de manera milimétrica es un trabajo para aquellos que gozan de los detalles y cuentan con un gusto visual refinado. El trabajo de un colorista puede llegar a ser el diferencial entre el éxito y fracaso de un proyecto.