Educar a un cachorro puede ser desafiante, pero con amor, paciencia, perseverancia y la adherencia a ciertos principios básicos, puedes transformar a tu mascota peluda en un compañero feliz y saludable.
La socialización es uno de los primeros aspectos de la educación de un cachorro.
Haz que tu cachorro esté familiarizado con diferentes ambientes, situaciones, y conozca una variedad de personas y otros perros. Según las pautas de la Asociación Americana de Veterinarios de Animales de Compañía, lo ideal es que los cachorros sean expuestos a nuevas experiencias antes de las 16 semanas de vida.
Una de las tareas de educación más apremiantes que enfrentarás es enseñarle a tu cachorro donde hacer sus necesidades. Es esencial establecer una rutina regular, alimentándolo y llevándolo al exterior o a su zona designada en tiempos consistentes cada día. Cuando haga sus necesidades en el lugar correcto, dale un elogio o recompénsalo con una golosina.
Es vital enseñar a tu cachorro a ser gentil con las personas y otros animales.
Si tu cachorro es muy entusiasta y muerde con fuerza durante el juego, debes detener el juego inmediatamente.
Con el tiempo, tu cachorro entenderá que morder demasiado fuerte pone fin a la diversión.
La educación también incluye la obediencia básica, como sentarse, quedarse quieto, venir cuando se le llama y caminar correctamente con correa. Cada sesión de entrenamiento debe durar de cinco a quince minutos para mantener la atención de tu cachorro. Para que tu cachorro aprenda a tener buen comportamiento en casa, debes enseñarle a respetar los límites. Si no quieres que tu cachorro entre a ciertas zonas, debes empezar a enseñarle desde el principio que esas áreas están fuera de límites. Masticar es una parte normal del comportamiento de los cachorros, y ellos tienden a masticar más cuando están en periodo de dentición. Para evitar que muerda tus zapatos, ropa o muebles, proporciona juguetes de masticación apropiados que sean seguros y que le llamen su atención. Debes alimentarlo con una dieta saludable y balanceada que sea adecuada para su raza y tamaño. Alimentarlo en horarios regulares puede ayudarlo a establecer una rutina y facilitar el entrenamiento para ir al baño. Puedes jugar a buscar, pasear o simplemente dejar que tu cachorro explore un área segura y cerrada. Lo más importante es mantener una actitud positiva y recordar que estás forjando un vínculo amoroso y de confianza con tu nuevo compañero. Finalmente, recuerda que tu cachorro necesita regularmente ver a su veterinario para chequeos de rutina y vacunas. Educar a un cachorro lleva tiempo y paciencia, pero la recompensa de tener un compañero de vida leal y cariñoso supera con creces el esfuerzo invertido. Estas pautas te ayudarán a lograrlo y a disfrutar de una relación larga y feliz con tu cachorro. Recuerda, cada cachorro es un individuo, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Además, no te olvides de disfrutar del proceso, ya que tu cachorro no será pequeño para siempre.