Las arañas vasculares, también conocidas como várices, son dilataciones de los vasos sanguíneos superficiales.
Las arañas vasculares aparecen como si fueran diminutas líneas o telarañas con apariencia de brillo.
Estas afecciones pueden ser muy comunes y desfigurar estéticamente la zona afectada.
Las arañas vasculares pueden presentarse debido a factores como la edad, el embarazo, la deterioración en la circulación de la sangre, la genética, el aumento de peso y el uso excesivo de fármacos.
Las arañas vasculares, al igual que otros trastornos vasculares, pueden tratarse con distintos métodos, dependiendo de la gravedad de la afección. Tratamiento con láserEste método suele ser muy eficaz y se recomienda para tratar arañas vasculares de color rojo. Tratamiento con luz pulsadaEsta técnica también puede ser utilizada para tratar arañas vasculares de color rojo. La luz pulsada aplica una luz de espectro térmico controlado para eliminar los vasos sanguíneos obsoletos. Al aplicar esta terapia, la luz calienta la piel y se produce la coagulación de los capilares afectados. Tratamiento con inyecciones de esclerosantesEsta técnica se recomienda para eliminar arañas vasculares de tonos grisáceo u oscuro. Otros tratamientosExisten otras opciones como el tratamiento con gel con carbono activado, también conocido como apeeling de veras. Esta técnica consiste en aplicar un gel en la piel que contiene una composición química para eliminar las arañas vasculares. Los tratamientos naturales, como la vitamina K y la retinol, también son recomendables para tratar tedioso trastorno. Estas, junto con una mejora en los hábitos de alimentación (poco sal, aumento de la ingesta de frutas y verduras) y hacen de la prevención de las arañas vasculares una buena opción.
Por último, cabe mencionar que el tratamiento más efectivo dependerá de la severidad de la afección. Siempre es recomendable acudir a un especialista para determinar el tratamiento más adecuado para cada paciente. Los tratamientos con láser, luz pulsada e inyecciones de esclerosante, junto con una mejora en los hábitos de alimentación, son los más frecuentes. Siempre es recomendable acudir a un profesional para recibir un diagnóstico certero y un tratamiento personalizado. No obstante, si el trastorno no presenta síntomas graves, pueden seguirse algunos métodos naturales para prevenirlo.