La culebrilla es una enfermedad viral incurable que afecta principalmente a la piel y el sistema nervioso y generalmente se presenta como un erupción en forma de cinturón de vesículas dolorosas alrededor de un solo lado del cuerpo.
El virus responsable de la culebrilla es el virus del herpes zóster (VZV) y se transmite a través del contacto directo con la piel infectada de alguien que tenga la enfermedad.
Las personas que tienen el virus en la sangre también pueden transmitirlo a los demás a través de lágrimas, secreciones nasales, saliva o excrecencias de la piel. Los síntomas típicos incluyen un eritema próximo a las vesículas con dolor intenso alrededor de la erupción o en una región específica del cuerpo.
El virus del VZV es altamente contagioso para las personas sin inmunidad a la enfermedad, como los niños, las personas mayores, aquellas con enfermedades crónicas o con sistemas inmunes debilitados. Usted puede ser particularmente propenso a desarrollar la culebrilla si tiene HIV / SIDA, cáncer, fármacos inmunosupresores o tratamientos radiológicos. La mayoría de los casos de culebrilla se trata en el hogar con medicinas para aliviar el dolor y los síntomas leves. Los analgésicos de venta libre, como el ibuprofeno, el acetaminofén y la aspirina, son comúnmente recomendados para reducir la irritación y el malestar.
La luz solar directa puede ayudar a prevenir la aparición de la culebrilla al exponerse a la luz ultravioleta. Esta exposición regular al sol puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y aumentar la resistencia al virus. Aún así, el virus sigue siendo parte de su cuerpo, por lo que los brotes pueden presentarse de nuevo si aparecen factores desencadenantes como el estrés o el envejecimiento. Los especialistas en enfermedades infecciosas deben ser consultados si los síntomas de culebrilla duran más de 4 semanas o si los síntomas empeoran. Un profesional puede determinar si los síntomas son causados por la culebrilla o por otra enfermedad. Si es necesario, los médicos también pueden recomendar le recetar fármacos para aliviar la inflamación, aliviar el dolor y prevenir complicaciones. Para prevenir la propagación de la culebrilla, es esencial lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón y evitar el contacto con personas infectadas. Utilizar desinfectantes, jabones, protector solar y repelentes de insectos para la piel aplicados con asiduidad también pueden ser útiles para evitar que el virus se propague.
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