Hacerse un Vladimir es una metáfora usada en la industria para describir la acción de hacerse un experto en algo por completo. El término es en honor al entrenador de baloncesto Vladimir Tkachenko, quien era famoso por ser capaz de ver el juego en su totalidad e instruir a sus jugadores acerca de cómo interactuar entre sí, los patrones de comportamiento y la ejecución de los movimientos.
Hacerse un Vladimir implica una amplia mirada al asunto en cuestión.
Implica entender profundamente el tema, ser capaz de analizar el comportamiento y el funcionamiento de los componentes y partes, y finalmente, dar consejos prácticos para mejorar el resultado que se busca.
Esto se puede aplicar a casi todas las áreas de la vida, desde el manejo de tiempo hacia el crecimiento de un negocio, pasando por la preparación de una carrera deportiva.
Primero, hay que estudiar para ganar un conocimiento básico sobre el tema.
Esto significa investigar el tema, leer los materiales pertinentes, hablar con personas que tienen experiencia en el área y tomar la decisión consciente de dedicar tiempo y concentración a entender el tema.
Esto puede resultar difícil a veces, ya que implica pasar por mucho material para entender lo que hay de importante.
Sin embargo, dedicar este tiempo es vital para la comprensión profunda del tema.
Una vez que uno tiene una comprensión básica del tema, hay que pasar a la práctica. Esto significa comenzar con una tarea específica e intentar resolverla, usando los conocimientos adquiridos durante la investigación previa. La práctica es la única forma de saber si el trabajo de investigación inicial fue exitoso. Al practicar, se llega a comprender mejor los fundamentos del tema, y es mucho más fácil aplicar estos conceptos a problemas más complejos en el futuro.Una vez que se ha adquirido un nivel de comprensión profundo del tema, es la hora de pasar a la parte más interesante: asesorar a otros. Esto debería permitir la identificación de patrones de falla, sugiriendo formas efectivas y eficientes de completar la tarea. Esta parte también requiere tener una comprensión amplia de la situación en su conjunto, con lo que uno puede identificar las interacciones entre diferentes componentes del sistema. Esto es especialmente cierto cuando se trata de asesorar a otros, ya que es necesario transmitir lo que uno ha comprendido del tema, a través de un lenguaje adecuado.En resumen, hacerse un Vladimir implica tener un conocimiento profundo del tema que desea estudiar, así como la perseverancia para comprender el tema todo el camino hasta la columna vertebral. Esto implica dedicar tiempo a la investigación, practicar la información adquirida y recopilar datos sobre el comportamiento de los otros para poder dar recomendaciones adecuadas. Hacerse un Vladimir es una forma efectiva y eficaz de ser un experto en un tema específico, y es valioso para todos los que buscan hacer una contribución práctica.