El IRPF, Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, es un impuesto estatal sobre la renta total anual de los contribuyentes aragoneses mayores de 18 años.

Está destinado a financiar el Estado y los gastos derivados de su función.

En Aragón, el IRPF se calcula a escala cuadrática, generalmente según la situación familiar, ingresos brutos y el municipio donde se resida. Los requisitos para la declaración es el cumplimiento de los 18 años, tener un tipo de renta imponible comprendida entre los dos umbrales previstos para el año fiscal (con un límite superior y uno inferior) y la obligación de aportar un volumen mínimo de rendimientos o ingresos (tomando en cuenta la intensidad de los gastos).

Algunas desgravaciones debidas a trabajadores por cuenta propia, por desempleo, por familia numerosa, por el coste de determinadas viviendas, por la adquisición de activos para el desarrollo de una actividad, por maternidad o por el cuidado de familiares enfermos están efectivamente incluidas en la Ley 1/1999, de 25 de julio, sobre el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.

El adecuado cumplimiento de los deberes tributarios para con la Administración corresponde a los contribuyentes, estén o no sujetos a la liquidación del impuesto. En el caso de los contribuyentes sujetos a la liquidación directa del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, quienes deben cumplir la obligación de la previsión contable, del cumplimiento de los deberes de fiscalización, de la correcta aplicación de la legislación e incluso de la presentación de los modelos de declaración, es al Administración.

El IRPF es un impuesto tributario que se aplica sobre la renta total obtenida durante el año fiscal en cuestión. Para su cálculo se debe tomar en cuenta el límite superior y el límite inferior de la escala fiscal, el índice de renta y la cuantía del mínimo personal y familiar.

A los contribuyentes están obligados a presentar una declaración anual para determinar la cuota a ingresar o la devolución a la que se tiene derecho. El primer paso para realizar la declaración consiste en la elaboración del IRPF en sí mismo. Esta se realiza mediante una serie de pasos que se deben seguir para poder cumplir con los requisitos establecidos. En primer lugar se debe calcular el impuesto a pagar, en base a la suma total del ingreso a imponer y al coeficiente correspondiente. A continuación se aplican las deducciones que sean pertinentes, y se procede a reducir el impuesto resultante a efectos de liquidar el IRPF. Una vez realizadas las liquidaciones y obtenido el resultado se debe abonar en cuenta bancaria el importe correspondiente, una vez que los contribuyentes hayan presentado la respectiva declaración por los tributos satisfechos durante el año fiscal.

Esto se realiza con un certificado de baja en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, que servirá para proponer una disminución en la cuota íntegra recibida si la devolución es una cantidad positiva.

En definitiva, el IRPF es un impuesto destinado a financiar el Estado y los gastos derivados de su función. El deber de los contribuyentes es abonar al Estado el importe del impuesto liquidado, una vez obtenido mediante el procedimiento previsto. En el caso del IRPF, hay que tener en cuenta las deducciones que se aplican para poder obtener el resultado del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. La presentación de la declaración anual es un requisito ineludible para aquellos contribuyentes sujetos a este impuesto.