La vitamina D es un nutriente esencial para la salud ósea, muscular y general.
También es conocida como la vitamina «sol», ya que nuestros cuerpos son capaces de producirla cuando nuestra piel está expuesta a los rayos UV del sol. Aunque muchos alimentos están fortificados con vitamina D, la mejor fuente de esta vitamina sigue siendo la exposición solar. La vitamina D se necesita para la absorción de calcio y la regulación del contenido mineral óseo. Cuando los niveles de esta vitamina son bajos, se pueden presentar problemas de salud y síntomas como fatiga, debilidad muscular, depresión, dolores en los huesos y articulaciones, y un sistema inmunológico débil.
¿Cómo se produce la vitamina D? La vitamina D se produce en nuestros cuerpos a partir de una reacción fotoquímica de la piel a la luz ultravioleta del sol. Cuando nuestros cuerpos reciben la luz solar correcta, el colesterol en nuestra piel se transforma en vitamina D. Esta vitamina, a su vez, se lleva por la circulación sanguínea a todos los órganos del cuerpo, activando hormonas y sustancias químicas necesarias para proteger a los tejidos y regula la absorción de minerales, como el calcio.
A pesar de que la vitamina D es muy importante para nuestra salud, el nivel de exposición solar que necesitamos para producir una cantidad adecuada de vitamina depende de diversos factores.
Las personas que viven en regiones del mundo donde hay pocas horas diarias de luz solar directa, tendrán dificultades para obtener suficiente vitamina D. Es por ello que a muchas personas, especialmente ancianos y adultos mayores, se les aconseja tomar suplementos de vitamina D para evitar deficiencias.
Además de los suplementos, algunos alimentos están fortificados con vitamina D.
Esto se hace para ayudar a los humanos a obtener una cantidad saludable de vitamina.
Los alimentos como el aceite de hígado de bacalao, huevos, riñones de vaca, ciertos pescados grasos como la trucha, el salmón, el arenque, la caballa o el atún, tienen cantidades significativas de vitamina D.
Los lácteos como la leche, el yogur y el queso también están fortificados con vitamina D para reforzar su consumo. Además de los alimentos, la luz Solar es esencial para obtener la cantidad adecuada de vitamina D. Cuando la piel está expuesta a la luz solar, se crea una enzima en el hígado que ayuda a la fabricación de vitamina D. Se recomienda una exposición diaria de 15-20 minutos al sol para mantener los niveles apropiados de vitamina D. Sin embargo, debido al cambio climático, la cantidad de horas de sol puede variar de una región a otra, lo que limita la producción de vitamina D. Dado que nuestro cuerpo es incapaz de sintetizar vitamina D por sí mismo, debemos asegurarnos de obtener el suficiente a través de la exposición solar, los alimentos fortificados con vitamina D, y los suplementos dietéticos.
Mientras tanto, recuerde no sobreexcederse con la exposición solar para evitar adicional los daños en la piel.