La pericarditis es una afección caracterizada por la inflamación del pericardio, la capa de tejido delgado y de doble pared que rodea el corazón y lo mantiene en posición dentro del pecho.
Este tejido también crea una barrera contra infecciones y proporciona lubricación para los movimientos del corazón. Esta inflamación del pericardio, en ocasiones, puede provocar la acumulación de líquido en el espacio entre las dos capas del pericardio (derrame pericárdico). Puede ser el resultado de una variedad de infecciones y enfermedades, y en algunos casos, la causa puede no ser identificable.
Sin el tratamiento adecuado, la pericarditis puede volverse una afección crónica o potencialmente mortal.
La pericarditis puede afectar a personas de todas las edades, pero es más común en hombres jóvenes después de una infección viral. Los síntomas de la pericarditis pueden variar, pero la queja más común es el dolor en el pecho, que puede ser agudo o con sensación de opresión y puede irradiarse al cuello, hombro o espalda.
Otros síntomas pueden incluir fiebre, fatiga, dificultad para respirar, especialmentecuando se está acostado, taquicardia, hinchazón de piernas o abdomen y tos seca persistente.
En algunos casos, los síntomas pueden ser similares a los de un ataque cardíaco.
Por eso, si uno experimenta dolor en el pecho, especialmente si se acompaña de otros síntomas, debe buscar atención médica de emergencia. El diagnóstico de la pericarditis generalmente implica una evaluación de los síntomas del paciente y una variedad de pruebas, incluyendo la auscultación del corazón con un estetoscopio, que puede revelar un ruido característico llamado roce pericárdico.
También se pueden realizar pruebas de sangre para detectar signos de inflamación y un electrocardiograma (ECG) para identificar anomalías específicas en el ritmo del corazón. En función de las circunstancias, se podrían requerir pruebas de imagen como un ecocardiograma, que utiliza ondas de ultrasonido para producir imágenes del corazón y su entorno, o una tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) del corazón.
En algunos casos, podría ser necesaria una muestra del líquido pericárdico o del tejido pericárdico en un procedimiento llamado pericardiocentesis o biopsia del pericardio. El tratamiento de la pericarditis depende de la gravedad de los síntomas y la causa subyacente. En casos leves, el reposo y los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) pueden ser suficientes para aliviar los síntomas.
En casos más severos, pueden ser necesarios medicamentos con esteroides, colchicina y, raramente, cirugía.
Más allá del tratamiento médico, es crucial que los pacientes con pericarditis cuiden de su salud general para ayudar a prevenir futuras complicaciones. Esto podría incluir la adopción de un estilo de vida saludable para el corazón; es decir, mantener un peso saludable, evitar el tabaco, hacer ejercicio regularmente, limitar el alcohol y mantener una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y lácteos bajos en grasa.
En resumen, la pericarditis es una afección cardíaca que puede ser dolorosa y potencialmente grave, pero con el diagnóstico y el tratamiento adecuados, la mayoría de los pacientes se recupera completamente.
Si experimenta dolor en el pecho o cualquier otro síntoma de pericarditis, es vital buscar atención médica inmediata.