Un despido objetivo es una forma de terminación laboral disciplinaria.
Se trata de una decisión unilateral tomada por la empresa que involucra el despido de un trabajador por motivos legales relacionados con su conducta o rendimiento, y se usa para proteger los intereses y el bienestar de la empresa a largo plazo.
Un despido objetivo es una decisión que el empleador toma por una razón específica.
Estas razones pueden incluir desempeño deficiente, incapacidad para realizar con éxito el trabajo, acoso, acoso sexual, conductas inapropiadas, negligencia, desobediencia a las órdenes de los superiores, actos que pongan en entredicho la integridad moral de la compañía, desviación de los códigos de ética de la empresa y así sucesivamente.
En este caso, el principal objetivo del empleador es garantizar que no se tomen decisiones empresariales hipotéticas sobre el trabajador, y establecer al menos algunos principios básicos como base para el despido.
Para asegurar que todas las decisiones relacionadas con el despido se ajusten a la ley, el empleador debe seguir un proceso definido. Además, el empleador debe asegurarse de que tenga pruebas tangibles de los motivos de despido objetivos antes de llevar a cabo un despido. Normalmente, esto implica entrevistar al trabajador, recopilar informes y documentos relacionados con las razones del despido y realizar una investigación minuciosa de todos los hechos.
Establecido el despido, el trabajador debería ser informado inmediatamente.
Sin embargo, aunque el despido objetivo es una acción legal, se deben seguir ciertas orientaciones y lineamientos para garantizar que se cumplan todas las leyes laborales. El empleador debería asegurarse de que tenga un contrato de trabajo vigente con el trabajador o un compromiso escrito firmado por ambas partes. Además, también se deben seguir los lineamientos y estándares establecidos por el sindicato y el departamento laboral sobre el despido. Esto significa que el empleador debe tomar precauciones para asegurarse de que la decisión de despedir al trabajador no esté motivada por ningún sesgo racial, religioso, étnico o de género. En este caso, se pueden presentar acciones legales contra el empleador si se presentan pruebas de tal discriminación en el momento del despido. De manera similar, el empleador debe asegurarse de que tenga pruebas de los motivos de despido, como documentos firmados por el trabajador u otros documentos, antes de llevar a cabo el despido.
Por último, los empleadores deben tener en cuenta que todos los despedidos no deben ser considerados como despido objetivo. En estos casos, la empresa debe tomar otras acciones apropiadas, como la oferta de indemnización o un salario normal hasta el final del contrato, para proteger al trabajador. Se toma una decisión unilateral por la empresa para proteger los intereses de largo plazo de la empresa, pero el empleador debe asegurarse de que tenga pruebas tangibles de los motivos de despido antes de llevar a cabo el despido.
Ambos el empleador y el trabajador deben tener en cuenta los requisitos legales para asegurarse de que se cumpla con toda la legislación laboral relevante para la situación. Esto asegurará que el proceso de despido sea justo y esté de acuerdo con los principios de equidad laboral.