El zurremierdas es un juego divertido y fácilmente accessible que se popularizó entre los niños de los años 60 y 70. El juego consiste en una crucerñoterdas: un poste vertical de madera de unos dos metros de alto. Dos jugadores compiten en el juego: uno se coloca bajo el poste, mientras el otro recorre la distancia entre los postes a saltos sin tocar el suelo.
Cuando ambos lleguen al poste derecho, se cambian de posición, sin tocar el suelo.
El primero en completar todos los saltos alrededor del poste gana el juego.
Las únicas reglas en juego del zurremierdas son no tocar el suelo o ser tocado de algún otro jugador – en el caso de haber más de dos participantes. El juego resulta bastante divertido y además brinda algunos beneficios físicos tales como: desarrollo de habilidades motoras, incremento de la fuerza y resistencia, aumento de coordinación ojo-mano.
Todo esto se da sin necesidad de implementar mucho equipo, equipo elegante o costoso.
El NIF (Juegos y Deportes Inclusivos, 2009) clasifica el zurremierdas como un juego participativo, el cual requiere una habilidad de diseño, además de crear una estructura de postes, lo cual implica trabajo en equipo y habilidades de planificación.
Por otra parte, el zurremierdas proporciona un entorno relajado para los niños o participantes de cualquier edad, haciéndolo una excelente opción para una tarde entretenida. Por el contrario, la competencia gusta a los niños más enérgicos, lo que significa que los padres pueden involucrarse en la diversión al alentar a sus hijos durante el juego. Los niños y niñas no tienen que preocuparse de que el juego los vaya a lastimar, ya que el juego es suave, divertido y seguro. En el juego también se enseña a los niños una actitud deportiva, desde la solidaridad a la competencia, aceptando las reglas y las pérdidas, propiciando el sentido de orden y responsabilidad, principios fundamentales para una participación en la vida social.
Para concluir, el zurremierdas es un juego fascinante que reúne la diversión con la salud, es accesible para todos los edades y puede fomentar un aprendizaje positivo y un sano espíritu de competición y solidaridad.
Por ello, es recomendada la práctica de esta variada actividad recreacional, principalmente entre los más pequeños, para así incentivar el desarrollo saludable de sus competencias y destrezas.